Zona alta

Te lo piensas mejor. Vale que la advertencia sea un poco inverosímil, pero no puedes negar que se nota cierto ambiente inquietante en la atmósfera por esa zona. Tanta criatura mística y tanto ruido raro no puede ser buena señal.

Así que, ¡qué más da! Tiras la toalla y decides volverte a casa. Ya le dejarás las cosas claras al dueño del bazar otro día. No se va a largar de la ciudad de un día para otro, ¿verdad?

—Esto ha sido una tontería –murmuras mientras te das la vuelta y echas a caminar calle arriba –. Salir para nada. Pero bueno, supongo que estas cosas no se pueden evitar…

Desandas lo andado y recorres el camino de vuelta sumido en tus pensamientos. Ese tipo te ha hablado de criaturas sueltas por la zona baja de la ciudad, y te ha recomendado que huyas hacia la zona alta. Tu casa está en la zona alta, sí, pero ¿será suficientemente alta? ¿Estará lejos del peligro?
¿Haces bien en creer esas chorradas? La verdad es que prefieres no hacerlo. Va contra el sentido común. Así que decides alejar esos pensamientos de tu mente lo antes posible, antes de acabar tan chalado como el tío del sombrero psicodélico.

Subir la cuesta con el suelo semicongelado es aún más difícil que bajarla, pero finalmente consigues llegar a la casa sano y salvo. Rebuscas la llave en el bolsillo y te dispones a abrir la puerta…

…pero, al intentar meter la llave en la cerradura, la puerta cede. Alguien la ha abierto ya.