Ábrete, sésamo

La pared empieza a crujir cada vez más. Unas grietas empiezan a aparecer en paralelo, dejando una ancha distancia entre ellas.

—Vamos, lo que me faltaba –murmuras –, que se me caiga la casa a pedazos.

Pero, para tu sorpresa, las grietas parecen avanzar formando un óvalo sorprendentemente perfecto. Cuando al fin se unen ambas en la parte superior, un golpe sordo se oye tras la pared.

Entonces, el huevo ovalado se hunde como un botón gigante. Empieza a desplazarse hacia un lado, dejando un oscuro hueco a la vista. Más allá, un túnel iluminado con antorchas se extiende hacia más allá.

¡Se ha abierto un pasadizo secreto en tu salón! ¡Eso sí que no te lo esperabas!

—¿Por qué el arquitecto nunca mencionó nada de esto? -te preguntas.

Pero esa no es la cuestión ahora mismo...