Camino abajo

Es un papel. Y no un papel cualquiera; a juzgar por lo que pone, es un cartel que debería haber estado pegado en la puerta del número siete de la calle Cripta.


DISCULPEN LAS MOLESTIAS.

Nos hemos trasladado a otro local por motivos de seguridad laboral. Encuéntrenos ahora en la calle Rigor Mortis s/n, en la zona baja de la ciudad.

¡Precios chiflados y un catálogo fantabulosamente Maravillantástico en el maravilloso bazar multétnico de Míster Misterigmáticus!


¿Por qué tenía la ancianita ese cartel? ¿Es que acaso lo ha arrancado ella? ¿Por qué no te ha dicho que se habían mudado de local? Y lo que más te toca las narices, ¿por qué el repartidor te dio la dirección antigua y te hizo andar para nada?

Suspiras con pesadez. Ir hasta la zona baja es un paseo bastante más largo que ir desde tu casa hasta el barrio antiguo. Tanto tu hogar como esta barriada están en la zona alta-intermedia, sin llegar a encontrarse en la cima del monte sobre el que se sitúa la ciudad. Hay una gran bajada hasta llegar a la zona baja, y lo peor de todo es que después habrá que subirla para volver.

—Pero ya que he salido –dices para ti mismo –, ya que me he tomado la molestia de ponerme el abrigo y salir al frío… Yo creo que merece la pena aprovechar y acercarse. De todas formas, no iba a poder dormir si no desahogo mi indignación con ese caradura.

Nada, nada; que la herida que el aborto de murciélago abrió en tu ego es demasiado profunda como para dejarte descansar el resto de la noche. Así que, sin pensarlo más veces, pones rumbo a la zona baja de la ciudad.